Durante mucho tiempo desestimé el apoyo que puede prestar la medicina alternativa. Para mí la mejor opción era la medicina alópata, cualquier otra cosa era simple superstición y podía acabar bastante mal si se insistía en seguir con eso. Conforme fui creciendo mis ideas cambiaron un poco, y empecé a creer que ciertos problemas (no explicados por la ciencia médica) podían deberse a desequilibrios energéticos en el cuerpo humano (esto a raíz de mi creencia en la magia). Sin embargo, seguía desestimando a la medicina alternativa, ya que en mi concepción eso solo era engañar al paciente como cuando se le dan placebos. En mi concepción, si se trata de un desequilibrio energético la única capaz de curarlo sería la misma persona, y no la toma de cosas naturistas, limpias o la aplicación de agujas.
Actualmente debo confesar que aún no estoy muy seguro, pero gracias al profesor Gerardo Chaparro mi visión se ha abierto otro poco. Él trabaja desde una perspectiva holística, donde el cuerpo y la mente del ser humano más que ser dos entes que se relacionan son una sola cosa. Todos sabemos que durante años la ciencia médica ha manejado un enfoque exclusivamente biológico de la enfermedad, donde ésta es producida por organismos extraños al cuerpo o por el mal funcionamiento de uno de los órganos del cuerpo. Así, lo único que se debe hacer para curar el cuerpo es eliminar al cuerpo extraño o buscar la manera de poner a funcionar correctamente la parte dañada del cuerpo. Uno no se preocupa por lo que pasa en la parte psicológica del ser humano. Incluso esto resalta demasiado en la psiquiatría, donde todo problema se ve como ocasionado por fallas en el cerebro.
Desde la perspectiva holística se toma en cuenta que al estar relacionado todo en el ser humano, es probable que muchas de las enfermedades (si no es que todas) no se deban al mal funcionamiento de un solo órgano o tejido, sino que más bien debe estar relacionada con funcionamientos anormales de todo el organismo, considerando también las emociones por las que vive la persona.
¿Difícil de creer? Pues ha habido una buena investigación al respecto, donde se aprecia que las enfermedades más que darse se van construyendo con los modos de vivir y las emociones que experimentamos. Podemos negarlo, claro; pero eso solo sería mantener una actitud bastante medieval sobre la materia.