sábado, 21 de julio de 2018

En defensa de la "ideología de género"

Antes de empezar, y para comprender todo lo que menciono después, necesitan ver este video:




Hace tiempo vi este video en el que se dan argumentos para atacar a la llamada “ideología de género”. En el video, que según es una entrevista a Putin (aunque en realidad los subtítulos no corresponden a lo que este dijo realmente en la entrevista), el líder ruso explica como a su parecer la ideología de género es solamente un invento de una minoría que quiere imponerle una forma de pensar a todos los demás.

Para empezar, cuando oigo a personas o grupos conservadores diciendo que el “lobby gay” (por llamarlo como ellos le llaman, aplicando para todas las formas de diversidad sexual) quiere imponerles sus ideas, no puedo evitar preguntarme: “¿Se están escuchando a sí mismos?”. La mayoría de ellos dicen estar solo “expresando su opinión” y se quejan de que los LGBT no los dejen decir lo que piensan. Claro, porque decirle a alguien que no puede ejercer sus derechos y que no puede hacer lo mismo que tú no es un intento por imponer una idea, es solo la expresión de una idea.

Pero bueno, afortunadamente vivimos en un mundo en el que con las herramientas disponibles todo mundo puede expresar sus ideas, así que me voy a centrar en ello, en decir lo que pensé cuando vi ese video.

Al inicio de la entrevista falsa (para que nadie vaya a pensar que Putin realmente dijo las cosas que compartían por subtítulos en el video), el gobernante ruso hacía una analogía para explicar como un lobby (en este caso el transexual, al parecer, aunque aplica a otros casos) llegó a influir en sociedades de nivel mundial por la simple razón de unirse y exigir que borraran la “disforia de género” de las listas de enfermedades mentales. Porque obviamente la situación no ha requerido de estudios, argumentos y demostraciones; basta con que yo me junte con amigos que padecen el mismo trastorno y exija que deje de considerarse algo como una enfermedad mental para que se me haga caso. De hecho, sorprende que el símil que utilizan en la analogía, el trastorno narcisista, no haya hecho que las personas con ese trastorno se hayan unido desde hace mucho tiempo atrás para que los borren de los libros de enfermedades psiquiátricas. Quizás sienten que son demasiado para que algo así les afecte y prefieren simplemente ignorarlo.

¿Y qué pasa con las personas con anorexia y bulimia, que también son mencionadas en el video? Bueno, creo que de eso sí hemos visto intentos por justificar que no se trata de un trastorno. Quizás no todos lo sepan, pero en internet abundan los grupos llamados ProAna y ProMia, en los cuales a las mujeres (aunque también hay hombres, si bien en una proporción mucho menor) se les incita a continuar con los hábitos que tienen respecto a la comida. La gente en esos foros reclama que la sociedad no las deje hacer lo que quieren y que las señale como si lo que estuvieran haciendo fuera malo.

¡Santo cielo! Viéndolo así parecería que nuestros amigos conservadores tienen razón, pues aquellos parecen ser argumentos muy similares a los que se han esgrimido en la lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas trans.

Sin embargo, antes de continuar creo que deberíamos revisar la definición de trastorno (específicamente el mental, que es el caso que nos ocupa). De acuerdo al DSM:

“(…) es conceptualizado como un síndrome o un patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar (p. ej., dolor)., a una discapacidad (p. ej., deterioro en una o más áreas de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Además, este síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento particular (p. ej., la muerte de un ser querido)”.

Pero no nos quedemos con ello, revisemos otra basada en la definición de salud según la OMS:

“(…) es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje, el lenguaje, etc. Lo que dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en que vive y crea alguna forma de malestar subjetivo”.

A grandes rasgos podríamos decir que el trastorno o enfermedad mental es una desviación en el comportamiento que trae consigo algún malestar o peligro.

Y aquí, señores, es donde podemos argumentar en contra de lo que nos dicen las personas con anorexia y bulimia; pues independientemente de lo que ellas piensen, los marcadores físicos que van desarrollando demuestran que se ponen en peligro a sí mismas con sus hábitos. No importa que crean que es bueno, las pruebas físicas muestran que sus comportamientos son incompatibles con la salud.

Pero ya estoy oyendo a los grupos conservadores argumentar: “Eso es lo que nosotros decimos. Basta ver la relación que se da entre la transexualidad y otros trastornos como el abuso de sustancias y las conductas sexuales de riesgo” (solo por citar algunos, aunque quizás según ellos no sean los más importantes). No obstante, yo les pregunto: “¿Eso está relacionado directamente con ser transexual?”.

Imagínense por un momento crecer desde la infancia escuchando que algo que tú sientes en tu interior está mal. De muchas y diversas maneras. Puede ser a través de chistes, comentarios encubiertos y llamados de atención “amables”; pero también pueden estártelo diciendo con violencia manifiesta. Puede que llegue a darse el caso de que tu propia familia (esa que supuestamente debe dar amor y apoyo incondicional) te rechace, te corra de casa y te desconozca solo porque tú te sientes diferente. E incluso si tu familia te acepta con eso que sientes, ¿qué pasa si la sociedad te sigue bombardeando con la idea de que estás mal y que tu vida vale menos solo por ser diferente?

Grupos conservadores, díganme por favor: ¿cuántas personas no desarrollarían un trastorno (sino es que varios) en esas circunstancias? ¿Son los desajustes psicológicos que utilizan como un argumento en contra de la transexualidad producto de la transexualidad misma o de las circunstancias que hemos creado como sociedad para personas así? Si tienen dudas, les aseguro que les bastará con conocer a una persona transexual que haya crecido con aceptación familiar y que tenga unas buenas redes de apoyo social. Lamentablemente no parecen ser muchos, pero por otro lado, el número no deja de crecer gracias a gente que ha hecho sus prejuicios a un lado.

Oh, pero todavía nos falta un argumento que también se menciona en el video por el que estoy escribiendo esto, y que es el favorito de grupos en pro de la familia natural y demás cosas así. Estamos hablando de la biología. Y es que efectivamente, en el aspecto biológico nuestra especie se divide en machos y hembras (si excluimos la intersexualidad, que muchos consideran otro trastorno, este de índole biológico, cuando no la ignoran simplemente). Eso hace que nuestros queridos conservadores protectores de la familia natural afirmen que la transexualidad no puede ser otra cosa que algo “antinatural”. Y no solo ellos, sino que me ha tocado escuchar a gente que se dice “amiga” de personas trans diciendo lo mismo. Expresan simplemente que los niños tienen pene y las niñas vulva y que no hay vuelta de hoja; que cualquier otra cosa es intentar ir en contra de la biología.

Sin embargo, todos ellos olvidan algo. El ser humano, en su estado actual como especie, no es solo un organismo biológico. Muchos habrán escuchado el término biopsicosocial, lo cual engloba dos esferas que van más allá de la simple biología. Y todavía nos faltan contar los aspectos espirituales, históricos, culturales y hasta legales que también nos conforman (aunque haya quienes piensen que ya están incluidos en lo psicológico y lo social, nunca está de más aclararlo). Teniendo todo eso en cuenta no hace falta ser un genio para reconocer que ser mujer o ser hombre para un humano va más allá del hecho de tener un determinado tipo de genitales. Sí, la biología no se puede negar, pero parece un crimen supeditar todas las demás esferas a ella.

¿Y qué pasa si yo quiero ser un panda o una ballena? No, esta no es una idea que a mí se me haya ocurrido, sino que es una que se expone en el video. Quizás lo hace en un tono irónico que resulta ofensivo para la comunidad trans al insinuar que ellos “quieren” ser algo diferente a lo que son, cuando la realidad es que las personas trans ya lo son. No obstante, vamos a dejar eso un poquito de lado. Vamos a suponer que se dijo seriamente o que se dijo solo como una analogía para poder expresar la opinión de nuestros amigos conservadores (porque ya dijimos que todos tenemos derecho a tener opiniones). Y yo les diría que es válido, si es cierto que la persona realmente se siente así y no lo hace solo para burlarse de otro grupo de la población. Sin embargo, habría que ver que no cayeran en un trastorno como tal, porque una persona alimentándose solo de bambú o intentando permanecer horas bajo el agua no parecen seguir un camino que los lleve a la salud. Y si ahora me van a decir que los transexuales tampoco persiguen la salud al someterse a cirugías que a su parecer son innecesarias (porque finalmente toda intervención quirúrgica representa un riesgo), déjenme decirles que eso no es cierto. Hay personas transexuales que no sienten necesidad de realizarse una cirugía de reasignación de sexo, sino que pueden vivir cómodamente con su cuerpo siempre y cuando tengan la oportunidad de vivir la vida que ellos quieren. Y los que no pueden hacerlo, creo que los riesgos de la cirugía son mínimos comparados con el malestar que alivian cuando la persona finalmente logra identificarse plenamente consigo misma. Es como el caso de algunas personas que se someten a la cirugía estética sin necesitarla realmente solo porque quieren sentirse cómodos con ellos mismos. Y miren que no veo a nuestros amigos profamilia natural haciendo manifestaciones ni quejándose de esas cirugías innecesarias.

Eso me lleva a otro punto tocado en el video. Según este, Putin argumenta (falsamente, les recuerdo que no son las palabras del mandatario, sino de quienes subtitularon el video) que aceptar la transexualidad sería igual a aceptar peticiones rídiculas como que alguien reclame la ciudadanía estadounidense porque “se siente estadounidense”. Ahí honestamente yo me confundí, porque el video habla de ello como si fuera algo que no pasara. Pero sí pasa, señores. Si alguien se siente estadounidense y quiere realmente serlo lo único que tiene que hacer es mudarse a ese país y luego solicitar la ciudadanía pasando su examen de lo mismo. Claro que ahora con Trump es más difícil, pero eso no lo hace imposible. Ojalá las personas trans tuvieran un camino tan claro como ese para llegar a ser ellas mismas.

Creo que esos son todos los argumentos que mostraban en el video. Sí me pasé alguno es porque estaba lo suficientemente indignado con los otros como para que no se quedara grabado en mi cerebro. Sin embargo, más allá de los argumentos, lo que más me indigna y me molesta es que grupos conservadores presenten esta clase de videos como respuesta a las “ofensas” que la “ideología de género” les hace. Es cierto que además del derecho a opinar, todos deberíamos tener el derecho de acostarnos con quien quisiéramos y no, como insinúa el video, que se nos obligue a acostarnos con quien no queremos. A mis amigos conservadores les aseguro que probablemente la mayoría de personas trans no están interesadas en acostarse con ustedes; y que seguramente aquellas que sí será más probable que se ofendan por el hecho de considerarlas “enfermas, repugnantes o cualquier otra cosa que piensan de ellas” que por el hecho de que las rechacen sexualmente. Yo también lo haría si alguien pensara eso de mí.

Después de todo, lo que a ustedes les ha dado por llamar ideología de género es solo un intento porque en la sociedad se reconozcan y se acepten las diferencias. Lo único que buscamos es que se nos dé nuestro lugar como seres humanos y se nos respete. Porque déjenme decirles que la mayoría de las veces sus “opiniones” no nos dejan vivir la vida, ni a las personas trans ni al resto de la diversidad sexual. Y eso hace que dejen de ser opiniones para convertirse en fuente de discriminación.

Sí, todos tenemos derecho a opinar, pero para ello primero hay que entender hasta dónde llega una opinión y comienza a ser un intento por obligar al otro a actuar como yo creo. Por ponerles un ejemplo yo puedo decirles que opino que es malo abortar (es algo real, la verdad si una mujer cercana a mí lo hiciera lo más seguro es que me enojara con ella). Sin embargo, a pesar de ello, estoy a favor de la legalización del aborto. ¿Por qué? Porque creo que independientemente de mi opinión cada mujer tiene derecho a decidir por sí misma si va a hacerlo o no.

Así que la próxima vez que usted, señor o señora que protege la familia natural y todo el orden natural en la Tierra, quiera opinar, hágalo. Pero no lo haga intentando convencer a otros para que se unan a usted y actúen en consecuencia; o, peor aún, para intentar quitarle derechos o hacer sentir mal a otras personas. No opine para que el mundo sea igual que usted, porque eso no es justo para nadie. Deje que los demás vivan su vida.

Porque me gusta creer en una frase que leí alguna vez:

Las diferencias se hicieron para disfrutarse, no para señalarse”.