Hace tiempo vi este video en el que se
dan argumentos para atacar a la llamada “ideología de género”.
En el video, que según es una entrevista a Putin (aunque en realidad los subtítulos no corresponden a lo que este dijo
realmente en la entrevista), el líder ruso explica como a su
parecer la ideología de género es solamente un invento de una
minoría que quiere imponerle una forma de pensar a todos los demás.
Para empezar, cuando oigo a personas o
grupos conservadores diciendo que el “lobby gay” (por llamarlo
como ellos le llaman, aplicando para todas las formas de diversidad
sexual) quiere imponerles sus ideas, no puedo evitar preguntarme:
“¿Se están escuchando a sí mismos?”. La mayoría de ellos
dicen estar solo “expresando su opinión” y se quejan de que los
LGBT no los dejen decir lo que piensan. Claro, porque decirle a
alguien que no puede ejercer sus derechos y que no puede hacer lo
mismo que tú no es un intento por imponer una idea, es solo la
expresión de una idea.
Pero bueno, afortunadamente vivimos en
un mundo en el que con las herramientas disponibles todo mundo puede
expresar sus ideas, así que me voy a centrar en ello, en decir lo
que pensé cuando vi ese video.
Al inicio de la entrevista falsa (para
que nadie vaya a pensar que Putin realmente dijo las cosas que
compartían por subtítulos en el video), el gobernante ruso hacía
una analogía para explicar como un lobby (en este caso el
transexual, al parecer, aunque aplica a otros casos) llegó a influir
en sociedades de nivel mundial por la simple razón de unirse y
exigir que borraran la “disforia de género” de las listas de
enfermedades mentales. Porque obviamente la situación no ha
requerido de estudios, argumentos y demostraciones; basta con que yo
me junte con amigos que padecen el mismo trastorno y exija que deje
de considerarse algo como una enfermedad mental para que se me haga
caso. De hecho, sorprende que el símil que utilizan en la analogía,
el trastorno narcisista, no haya hecho que las personas con ese
trastorno se hayan unido desde hace mucho tiempo atrás para que los
borren de los libros de enfermedades psiquiátricas. Quizás sienten
que son demasiado para que algo así les afecte y prefieren
simplemente ignorarlo.
¿Y qué pasa con las personas con
anorexia y bulimia, que también son mencionadas en el video? Bueno,
creo que de eso sí hemos visto intentos por justificar que no se
trata de un trastorno. Quizás no todos lo sepan, pero en internet
abundan los grupos llamados ProAna y ProMia, en los cuales a las
mujeres (aunque también hay hombres, si bien en una proporción
mucho menor) se les incita a continuar con los hábitos que tienen
respecto a la comida. La gente en esos foros reclama que la sociedad
no las deje hacer lo que quieren y que las señale como si lo que
estuvieran haciendo fuera malo.
¡Santo cielo! Viéndolo así parecería
que nuestros amigos conservadores tienen razón, pues aquellos
parecen ser argumentos muy similares a los que se han esgrimido en la
lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas trans.
Sin embargo, antes de continuar creo
que deberíamos revisar la definición de trastorno (específicamente
el mental, que es el caso que nos ocupa). De acuerdo al DSM:
“(…) es conceptualizado como un síndrome o un patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar (p. ej., dolor)., a una discapacidad (p. ej., deterioro en una o más áreas de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Además, este síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento particular (p. ej., la muerte de un ser querido)”.
Pero no nos quedemos con ello,
revisemos otra basada en la definición de salud según la OMS:
“(…) es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje, el lenguaje, etc. Lo que dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en que vive y crea alguna forma de malestar subjetivo”.
A grandes rasgos podríamos decir que
el trastorno o enfermedad mental es una desviación en el
comportamiento que trae consigo algún malestar o peligro.
Y aquí, señores, es donde podemos
argumentar en contra de lo que nos dicen las personas con anorexia y
bulimia; pues independientemente de lo que ellas piensen, los
marcadores físicos que van desarrollando demuestran que se ponen en
peligro a sí mismas con sus hábitos. No importa que crean que es
bueno, las pruebas físicas muestran que sus comportamientos son
incompatibles con la salud.
Pero ya estoy oyendo a los grupos
conservadores argumentar: “Eso es lo que nosotros decimos. Basta
ver la relación que se da entre la transexualidad y otros trastornos
como el abuso de sustancias y las conductas sexuales de riesgo”
(solo por citar algunos, aunque quizás según ellos no sean los más
importantes). No obstante, yo les pregunto: “¿Eso está
relacionado directamente con ser transexual?”.
Imagínense por un momento crecer desde
la infancia escuchando que algo que tú sientes en tu interior está
mal. De muchas y diversas maneras. Puede ser a través de chistes,
comentarios encubiertos y llamados de atención “amables”; pero
también pueden estártelo diciendo con violencia manifiesta. Puede
que llegue a darse el caso de que tu propia familia (esa que
supuestamente debe dar amor y apoyo incondicional) te rechace, te
corra de casa y te desconozca solo porque tú te sientes diferente. E
incluso si tu familia te acepta con eso que sientes, ¿qué pasa si
la sociedad te sigue bombardeando con la idea de que estás mal y que
tu vida vale menos solo por ser diferente?
Grupos conservadores, díganme por
favor: ¿cuántas personas no desarrollarían un trastorno (sino es
que varios) en esas circunstancias? ¿Son los desajustes psicológicos
que utilizan como un argumento en contra de la transexualidad
producto de la transexualidad misma o de las circunstancias que hemos
creado como sociedad para personas así? Si tienen dudas, les aseguro
que les bastará con conocer a una persona transexual que haya
crecido con aceptación familiar y que tenga unas buenas redes de
apoyo social. Lamentablemente no parecen ser muchos, pero por otro
lado, el número no deja de crecer gracias a gente que ha hecho sus
prejuicios a un lado.
Oh, pero todavía nos falta un
argumento que también se menciona en el video por el que estoy
escribiendo esto, y que es el favorito de grupos en pro de la familia
natural y demás cosas así. Estamos hablando de la biología. Y es
que efectivamente, en el aspecto biológico nuestra especie se divide
en machos y hembras (si excluimos la intersexualidad, que muchos
consideran otro trastorno, este de índole biológico, cuando no la
ignoran simplemente). Eso hace que nuestros queridos conservadores
protectores de la familia natural afirmen que la transexualidad no
puede ser otra cosa que algo “antinatural”. Y no solo ellos, sino
que me ha tocado escuchar a gente que se dice “amiga” de personas
trans diciendo lo mismo. Expresan simplemente que los niños tienen
pene y las niñas vulva y que no hay vuelta de hoja; que cualquier
otra cosa es intentar ir en contra de la biología.
Sin embargo, todos ellos olvidan algo.
El ser humano, en su estado actual como especie, no es solo un
organismo biológico. Muchos habrán escuchado el término
biopsicosocial, lo cual engloba dos esferas que van más allá de la
simple biología. Y todavía nos faltan contar los aspectos
espirituales, históricos, culturales y hasta legales que también
nos conforman (aunque haya quienes piensen que ya están incluidos en
lo psicológico y lo social, nunca está de más aclararlo). Teniendo
todo eso en cuenta no hace falta ser un genio para reconocer que ser
mujer o ser hombre para un humano va más allá del hecho de tener un
determinado tipo de genitales. Sí, la biología no se puede negar,
pero parece un crimen supeditar todas las demás esferas a ella.
¿Y qué pasa si yo quiero ser un panda
o una ballena? No, esta no es una idea que a mí se me haya ocurrido,
sino que es una que se expone en el video. Quizás lo hace en un tono
irónico que resulta ofensivo para la comunidad trans al insinuar que
ellos “quieren” ser algo diferente a lo que son, cuando la
realidad es que las personas trans ya lo son. No obstante, vamos a
dejar eso un poquito de lado. Vamos a suponer que se dijo seriamente
o que se dijo solo como una analogía para poder expresar la opinión
de nuestros amigos conservadores (porque ya dijimos que todos tenemos
derecho a tener opiniones). Y yo les diría que es válido, si es
cierto que la persona realmente se siente así y no lo hace solo para
burlarse de otro grupo de la población. Sin embargo, habría que ver
que no cayeran en un trastorno como tal, porque una persona
alimentándose solo de bambú o intentando permanecer horas bajo el
agua no parecen seguir un camino que los lleve a la salud. Y si ahora
me van a decir que los transexuales tampoco persiguen la salud al
someterse a cirugías que a su parecer son innecesarias (porque
finalmente toda intervención quirúrgica representa un riesgo),
déjenme decirles que eso no es cierto. Hay personas transexuales que
no sienten necesidad de realizarse una cirugía de reasignación de
sexo, sino que pueden vivir cómodamente con su cuerpo siempre y
cuando tengan la oportunidad de vivir la vida que ellos quieren. Y
los que no pueden hacerlo, creo que los riesgos de la cirugía son
mínimos comparados con el malestar que alivian cuando la persona
finalmente logra identificarse plenamente consigo misma. Es como el
caso de algunas personas que se someten a la cirugía estética sin
necesitarla realmente solo porque quieren sentirse cómodos con ellos
mismos. Y miren que no veo a nuestros amigos profamilia natural
haciendo manifestaciones ni quejándose de esas cirugías
innecesarias.
Eso me lleva a otro punto tocado en el
video. Según este, Putin argumenta (falsamente, les recuerdo que no
son las palabras del mandatario, sino de quienes subtitularon el
video) que aceptar la transexualidad sería igual a aceptar
peticiones rídiculas como que alguien reclame la ciudadanía
estadounidense porque “se siente estadounidense”. Ahí
honestamente yo me confundí, porque el video habla de ello como si
fuera algo que no pasara. Pero sí pasa, señores. Si alguien se
siente estadounidense y quiere realmente serlo lo único que tiene
que hacer es mudarse a ese país y luego solicitar la ciudadanía
pasando su examen de lo mismo. Claro que ahora con Trump es más
difícil, pero eso no lo hace imposible. Ojalá las personas trans
tuvieran un camino tan claro como ese para llegar a ser ellas mismas.
Creo que esos son todos los argumentos
que mostraban en el video. Sí me pasé alguno es porque estaba lo
suficientemente indignado con los otros como para que no se quedara
grabado en mi cerebro. Sin embargo, más allá de los argumentos, lo
que más me indigna y me molesta es que grupos conservadores
presenten esta clase de videos como respuesta a las “ofensas” que
la “ideología de género” les hace. Es cierto que además del
derecho a opinar, todos deberíamos tener el derecho de acostarnos
con quien quisiéramos y no, como insinúa el video, que se nos
obligue a acostarnos con quien no queremos. A mis amigos
conservadores les aseguro que probablemente la mayoría de personas
trans no están interesadas en acostarse con ustedes; y que
seguramente aquellas que sí será más probable que se ofendan por
el hecho de considerarlas “enfermas, repugnantes o cualquier otra
cosa que piensan de ellas” que por el hecho de que las rechacen
sexualmente. Yo también lo haría si alguien pensara eso de mí.
Después de todo, lo que a ustedes les
ha dado por llamar ideología de género es solo un intento porque en
la sociedad se reconozcan y se acepten las diferencias. Lo único que
buscamos es que se nos dé nuestro lugar como seres humanos y se nos
respete. Porque déjenme decirles que la mayoría de las veces sus
“opiniones” no nos dejan vivir la vida, ni a las personas trans
ni al resto de la diversidad sexual. Y eso hace que dejen de ser
opiniones para convertirse en fuente de discriminación.
Sí, todos tenemos derecho a opinar,
pero para ello primero hay que entender hasta dónde llega una
opinión y comienza a ser un intento por obligar al otro a actuar
como yo creo. Por ponerles un ejemplo yo puedo decirles que opino que
es malo abortar (es algo real, la verdad si una mujer cercana a mí
lo hiciera lo más seguro es que me enojara con ella). Sin embargo, a
pesar de ello, estoy a favor de la legalización del aborto. ¿Por
qué? Porque creo que independientemente de mi opinión cada mujer
tiene derecho a decidir por sí misma si va a hacerlo o no.
Así que la próxima vez que usted,
señor o señora que protege la familia natural y todo el orden
natural en la Tierra, quiera opinar, hágalo. Pero no lo haga
intentando convencer a otros para que se unan a usted y actúen en
consecuencia; o, peor aún, para intentar quitarle derechos o hacer
sentir mal a otras personas. No opine para que el mundo sea igual que
usted, porque eso no es justo para nadie. Deje que los demás vivan
su vida.
Porque me gusta creer en una frase que
leí alguna vez:
“Las diferencias se hicieron para
disfrutarse, no para señalarse”.
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