miércoles, 15 de junio de 2011

Sobre la marcha de las putas

"Mi cuerpo es mío. No es no".
Un movimiento con el que estoy de acuerdo, aunque no soy mujer. La mujer merece respeto, y el acoso sexual no se justifica de ninguna manera. Tal vez sea cierto que el cómo se viste una mujer puede influir, pero eso no exenta en ningún momento la responsabilidad del hombre. Como oí a una mujer decir en algún reportaje, las mujeres tienen el derecho a ir desnudas por la calle si así les place, y los hombres van a tener que respetarlas por muchas ganas que tengan de hacer otras cosas.
Pero en mi experiencia puedo decir que no solo las mujeres son las víctimas de acoso, y tampoco son siempre los hombres quienes lo realizan. Será que por eso simpatizo bastante con este movimiento. Sí, se siente horrible cuando se te acerca alguien con quien tú no quieres tener ningún contacto. La primera vez me tocó que me acosara una mujer, algo ligero por decirlo de alguna manera, ya que solo se me empezó a acercar demasiado y yo no tuve más que moverme de lugar. La segunda vez fue un hombre, y bueno, esa experiencia fue más traumática, porque hubo un contacto más directo. Y me pregunto, ¿cuántos hombres habrán vivido experiencias similares? Ya sé que en el primer caso seguramente pensarán que ningún hombre dice que no, pero del segundo me parece que ya hubo quejas al respecto en el STC Metro, ¿no? No sé si me debe sentar bien o mal no encontrarme solo al respecto.
Sin embargo, a partir de lo anterior me parece que el movimiento tiene una fisura. ¡Tenemos que aprender a decir NO! Lamentablemente, he de reconocer que en ambas ocasiones no supe decir no. Hacerse a un lado puede llegar a interpretarse como un no, de acuerdo; pero en el segundo caso me quedé callado, y cuando me di cuenta que los demás comenzaron a verme preferí fingir que era algo consensuado a quedar como el estúpido y débil hombre que no puede defenderse. Y yo creo que son muchas las mujeres a las que cuando les sucede fingen que no está pasando nada en lugar de hablar claramente y decir: ¡No quiero! Y pues ese es un problema, porque por ende los demás creen que les está gustando y... bueno, ya se imaginarán. En lugar de detenerse ahí siguen.
Así, es necesario que los acosadores aprendan a respetar, pero también que las víctimas aprendamos a decir de manera clara NO. Porque desde la perspectiva del acosador, las indirectas pueden no significar nada, o significar incluso que le está gustando lo que le está haciendo.
Claro que eso se aplica principalmente a lugares públicos. Además, creo que la mayoría de la gente a la que se le exhibe diciéndole de frente "¿Puede dejar de hacer eso?"  prefiere hacerse chiquito y desaparecer. Además, pienso que es muy importante no perder del todo la amabilidad, porque luego pasa que el acoso en realidad no es acoso. Otra vez hablo desde mi experiencia, porque una vez me sentía mal mientras viajaba en el transporte público, y de repente sin saber cómo me recargué en una señora. La señora me pidió tranquilamente que si podía moverme tantito, y  yo lo hice, porque dije "ah, no hay pex". En cambio, si me hubiera dicho enojadamente algo como "¿Qué crees que haces degenerado?", yo le hubiera respondido aún más enojado que ni quien quisiera meterse con ella, como de hecho me pasó en otra ocasión en que una chica se encontraba inclinada, y yo por andar viendo para arriba no la vi hasta que le di un empujón por atrás.
Así que aprendamos a decir NO de manera asertiva, pues es mi cuerpo y yo tengo derecho a hacer con él lo que quiera y con quien yo quiera (siempre y cuando el otro también quiera :P). Ya si el degenerado quiere seguirle ahora sí se merece un grito, una bofetada y una patada en la entrepierna. Digo, nadie que no esté acosando le sigue, a menos que sea hora pico en la Ciudad de México. Pero yo creo que incluso así se busca la manera de que el contacto sea menos incómodo.