domingo, 14 de septiembre de 2014

Homofobia internalizada en La Sirenita

"Somos hijos del mar y no tenemos alma como los hombres".

“¡Jamás seré como ellos!”

"Sabía que su amor por el joven capitán era un amor sin esperanza, porque ella, la Sirenita, nunca podría casarse con un hombre."

Las anteriores citas fueron sacadas del cuento original de la Sirenita.Quizás algunos ya lo sepan, tal vez otros no, pero ese cuento fue escrito por Hans Christian Andersen para otro hombre. Edvard Collin era el amor platónico de Hans, y cuando Edvard decidió casarse con una mujer Hans le escribió el cuento y se lo dedicó con las palabras: “Languidezco por ti como por una joven calabresa… mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad deben permanecer en secreto”.

Cuando uno lee la Sirenita después de conocer esa información se da cuenta que el cuento es un reflejo de la vida de Hans. Él mismo era la Sirenita y Edvard era el hombre del que esta queda prendada. Y tal como en la versión original del cuento (no manipulada por Disney) el tipo se casa con otra, dejando destrozado el corazón de la Sirenita, la cual renunció a todo con tal de estar con él. Sin embargo, eso no bastó.

Bueno, pero discutir esos asuntos obvios no era el objetivo de esta entrada. Yo quiero hablar sobre la homofobia que impregna el relato de Hans. A simple vista podría parecer que no hay tal cosa, pero cuando uno lo lee sabiendo que la condición de Sirenita del personaje principal es solo una metáfora para representar la homosexualidad de Hans (aunque él era más bien bisexual) las cosas cambian.

Las citas del principio las elegí precisamente porque son una muestra de ello. En primer lugar, el padre de la Sirenita le dice que no tienen alma al ser criaturas marinas. Luego la Sirenita se da cuenta que jamás va a ser igual que su amado. Y finalmente, ella sabía que nunca podría casarse con un hombre.

Si en lugar de pensar en una Sirenita pensáramos en un hombre homosexual, ¿qué nos quedaría? Empecemos de atrás para adelante: el homosexual jamás podría casarse con un hombre, el homosexual jamás va a ser igual que su amado y, lo peor, el homosexual no tiene alma.

Si usted está de acuerdo con las tres afirmaciones anteriores eso quiere decir que es usted homofóbico y no sé qué demonios está haciendo al leer mi blog. O quiero creer que no se ha dado cuenta de que es homofóbico, pero le agradecería que después de esta revelación tome las medidas necesarias para dejar de discriminar a otros.

Ahora que si son personas conscientes y educadas, se habrán dado cuenta que las afirmaciones mencionadas son un discurso común dentro del ámbito homofóbico. Los homofóbicos suelen decir que los homosexuales no somos como las demás personas. Sin embargo, nuestra carga genética dice algo muy diferente. Somos simplemente personas con gustos diferentes. Sin embargo, eso no nos hace sustancialmente diferentes a otros humanos. Lo cual significa que, si el alma realmente existe, nosotros también contamos con una de ellas.

Finalmente, quizás en la época de Hans sería cierto que él jamás podría casarse con su amado, pero afortunadamente las cosas han cambiado para bien :)

Lo grave de Hans en mi parecer es que, al menos por la manera en que escribí, él parece dar las afirmaciones anteriores por ciertas. Son cosas que la sociedad hasta la actualidad sigue diciendo de las personas gays. Sin embargo, en mi opinión lo más grave es cuando las personas gays también nos lo creemos. Son esas creencias, cuando son interiorizadas, las que nos llevan a considerarnos peores que los demás, seres de segunda categoría y que no merecemos vivir. Precisamente como si no tuviéramos alma.

Pero bueno, como ya dije las cosas cambian, y si alguien se sigue sintiendo como se sintió Hans hace dos siglos solo debe meditar y buscar ayuda. A Hans se le perdona haber creído esas cosas por la época en que vivió y porque creó una de las historias de amor más lindas de todos los tiempos. Porque aunque la Sirenita no se queda con su amado, prefiere la felicidad de su amado que su destrucción, incluso cuando ello le permitiría regresar a su vida anterior. Para mí en el verdadero amor sucede exactamente eso: se prefiere la felicidad del otro aunque haya que sacrificar parte de la propia. Aunque eso no excluye el que uno mismo se debe de amar, pero ese es otro tema :P

Si quieren leer el cuento original de la Sirenita les recomiendo entrar a: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/andersen/la_sirenita.htm